martes, 17 de diciembre de 2013

Formícidos

Había una vez, cerca de enormes bambú guardan abrigo el mundo mágico de 313 hormigas mas la reina, reina de enormes antenas fluorescentes, patas fornidas, alas danzantes, y un trasero con un  dulce manjar. Manjar que 313 hormigas quieren devorar, fornicar y morir para dejar a la reina sin alas para ser libre.
Todos los días la colmena hacia grandes recolectas de azúcar que caía a sus tierras, babeadas  por enormes mutantes con quien la compartían, estos desechaban todo lo que para ellos eran tesoros caídos del infierno.
Los viernes 13 para los mutantes era un tabú maligno, creían que les podían salir ojos de lechuza, patas de langosta, temían oler a zorrillo,ser masticados por hienas. Mientras que en la colmena, los viernes 13 nacía un fruto de la reina y se hacia una gran fiesta celebrada sobre una enorme chupeta que giraba y giraba hasta empalagarlos y embriagarlos de su poder mágico. Ese viernes nació de ese dulce manjar, una hormiga a la que llamaron Triscadecafobia, esta solo nació con 3 patas, una gigante antena central que sonaba al ritmo de una lira con una sola cuerda y brillaba como luciérnaga perdida. Al verla todos se maravillaron con impetuosa criatura y se preguntaban: De donde vino?  Su sonar como lira los llevaba a la antigua Grecia y Roma, su brillo las hacia viajar a la galaxia. Todos la creían fascinante y la veían como una viajante del tiempo.
Al pasar 7850 años, esta creció se hizo fuerte y le brotaron alas de color rubí que se hacían más grandes con la puesta del sol, al salir el sol la colmena hacia largas filas para que Triscadecafobia  los llevara a volar por un viaje astral.
Un día esta emprendió tan alto el vuelo que se encontraba perdida y su antena no brillaba mágicamente, su lira se hizo muda y sus alas empezaron a caer. Un viento la acechado a tierras desconocidas, rodeado de hongos que se reían y rebotaban entre ellos.  Esa tierra olía a sauco y mate, sus hongos  de colores posaban sus cuerpos en nube de color índigo. Al fondo  la cima de la montaña le trae aires dulces a su olfato infinito por el azúcar.
Triscadecafobia comenzó a caminar a  paso firme los escalones hacia la cima,3852 escalones lo harán llegar al final incógnito de lo que esconde la montaña. Un camino vacio, en el escalón 1313 se detuvo a pensar en la colmena, su antena en ese momento lanzo un rayo fugaz que le señalo el camino. Siguió su paso encontrando granos de azúcar, esto la hacía más fuerte para seguir, cuando solo le faltaban algunos escalones se encontró con un mutante,con ojos de lechuza, patas de langosta, y una hediondez a zorrillo. El mutante se presento, le dijo que había sido arrojado a ese lugar porque un viernes 13 así lo quiso. Para Triscadecafobia esto fue abrumador, porque en su mundo los viernes 13 eran mágicos y alucinantes. Al mutante le gusto mas esa creencia, ese sentir  de interpretar lo que quieres ser por muy oscuro que  sea el día y desapareció en un polvo de color arcoíris.
Triscadecafobia siguió su rumbo y al llegar a la cima, allí estaba! Era el tesoro mas buscado por las hormigas, un árbol que daba dulces, dulces de todo tipo, dulces que te volvían mas dulce, mas ácido, que te hacían girar, rebotar y volar. Dulces que subían y bajaban, que te llevaban a pasear con sirenas, duendes, dulces que te mostraban todos los sabores escondidos del agua, todas las formas de las nubes. 
Triscadecafobia sentía poder en su mente, sus alas se hicieron se hicieron de nuevo fuertes, su lira de una cuerda sonó tan fuerte que en la colmena fue escuchada, pidiendo permiso al árbol se llevo algunos dulces mágicos para su tierra. Cuando estaba llegando justo antes de aterrizar, comenzó a hacer llover dulces, las hormigas se daban un festín y saboreaban un dulce diferente, libre de babas de mutante cargadas de malas energías. Estos dulces eran incomparables, sabían a mundo libre.
Colorín colorado….. El mutante a reencarnado.

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